Centauros y sirenas

Pocas veces hablamos sobre centauros y sirenas. Todo el mundo conoce a estos seres mitológicos y las peliculas de fantasía han hecho mucho para que los tengamos presentes en nuestro imaginario, pero a parte de la de Ariel… ¿conoces alguna historia sobre centauros y sirenas? Seguramente ahora estarás pensando que te has equivocado de blog y en vez de un blog de magia te has metido en uno de mitología o similar, pero no. Todo esto viene a que me gustaría hablarte de uno de mis juegos favoritos: Centauros y sirenas.

Si por algo es conocido Gabi Pareras, es por ser el padre de la magia ficcional. Siempre que me preguntan ¿qué es? Les respondo con “Centauros y Sirenas”. Bajo mi humilde punto de vista, la adaptación que hizo Gabi de este ya clásico juego de Juan Tamariz, es la mejor manera de explicar la magia ficcional.

Tanto Gabi, como el Maestro Ascanio, calificarían este efecto, como un juego de “pocas cartas”; que no de “paquetito”. La versión de Gabi me parece especialmente atractiva porque se puede realizar impromtu, a diferencia de la versión de Juan, que sí lo consideraría un juego de “paquetito” porque se usan unas cartas con unos dibujos.

Centauros y sirenas de Juan Tamariz

Gabi, no era muy amante de los gimmicks. Siempre decía que «el gimmick no debe suplir tu falta de talento» y sólo justificaba su uso en el caso de que el efecto obtenido no pudiera conseguirse de ninguna otra manera. Gabi adapta el juego de Tamariz a la baraja francesa y le construye una charla basada en uno de sus poetas favoritos, Borges, usando como concepto “el soñador soñado”.

¿Pero por qué es este juego “tan bueno”?


Pues bien, Gabi siempre decía que hasta en el juego más pequeño cabe toda la teoría de la magia y este juego cumple todas las reglas básicas para Gabi: economía de movimientos, técnica que aguante la mirada del espectador, etc… Pero lo más importante, en mi opinión, es que la propia charla mete al espectador en un estado de magia ficcional, con la frase: “En realidad no son reyes, son centauros del desierto”. Tras pronunciar esta frase, la actitud del espectador cambia por completo.

Todos estamos acostumbrados a lidiar con los espectadores que «van a pillar» y por eso hay diferentes maneras de manejarlos. Una de ellas puede ser el camino que propone Juan en la vía mágica y otra es la de «crear» al espectador. Si conseguimos meterlo en «el espejo»; tendremos un espectador que se deja llevar por la ficción y no tanto por la acción. Los movimientos fluidos e hipnóticos de este juego ayudan a que el espectador deje de analizar el juego para zambullirse de lleno en el mar de la magia.


No porque un efecto tenga ficción, significa que sea ficcional. Pero tal y como le gustaba decir a Gabi: “El espectador no es imbécil, si te ve que estás barajando ¡no se lo digas!” Para que un efecto sea ficcional, el espectador debe rellenar los huecos que tú le dejas. Así le haces partícipe del juego y consigues implicarle de manera activa y emocional en el efecto.

Es por eso que los Centauros no se voltean de dorso, se acuestan. Y al despertar se voltean de cara. El espectador es perfectamente capaz de captar estas acciones sin tener que explicárselas dos veces. Incluso, me atrevería a decir que, en este efecto, la figura del mago desaparece por completo, ya que no tiene ningún tipo de papel extra más que de narrador. Así que, en este efecto en concreto, casi se podría decir que no estamos ni en actitud de mago ni de prestímano, por eso es un juego tan bonito, porque “simplemente pasa”.


El juego concluye con la “salida del espejo”. Si entendemos que con la frase que hemos comentado antes, empujamos al espectador al mundo ficcional, ese donde las reglas son otras, con la frase “Y a nosotros ¿quién nos sueña?” los devolvemos al mundo físico. Me gusta imaginar que con esta frase pinchamos la burbuja en la que les hemos metido y entonces se preguntan dónde han estado durante los pasados 2 minutos, ya que no han estado en este mundo, si no en el nuestro.

Otros magos que han adaptado este efecto de Tamariz, como por ejemplo la versión de Kiko Pastur, quien no utiliza los reyes si no a las reinas como sirenas y es una versión sin charla. Como ves, hasta en el juego más pequeño cabe toda la teoría de la magia. Si quieres aprender más sobre este juego y sobre Gabi en general te dejo dos enlaces:

Cosas de Gabi, es un blog dedicado al Maestro que me cambió la vida.

El caballo del malo, es una editorial que, según me he enterado, en apenas unos meses van a sacar un libro sobre Gabi. Así que si te interesa el tema, no dudes en echarle un vistazo.

Si te apetece, puedes dejarme en los comentarios qué versión del juego te ha gustado más. Y recuerda que puedes seguirme en mis redes sociales, puedes suscribírte al newsletter para no perderte nada de lo que publique en el blog y si compartes el blog con tus amigos me haces un favor.
Hasta cuando quieras.

K.

Magia con K Autor

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