Ya han pasado algunos días desde el cumple de Jan. Y tal como os prometí en la entrada anterior, os voy a contar como fue.
Como recordaréis estaba bastante nervioso con el tema del show. Más o menos tenía el repertorio rodadito, pero contando que el último “show infantil” fue en verano… algún chirrido que otro había.
Siempre que tengo que actúar se me cierra un poco el estómago, y ese día no fue una excepción.
Llegué al lugar con una media hora de antelación para ubicarme y ver como estaba el grupo de niños. Entre todos organizamos el espacio para hacerme un hueco para poder hacer mis magias, me cambié y ya estaba listo para empezar.
A priori quería usar un micro pero por problemas técnicos tuve que ir “a pelo”, la suerte es que el local no era excesivamente grande y me llegaba la poca voz que tenía. Porque claro, llevaba toda la semana afónico total, suerte de mi “medicina mágica” (agua jengibre miel y limón y un ibuprofeno antes de acostarme) que me devolvió la voz para llegar al cumple con un tono “no cazallero”.
Sonó mi música de entrada y empecé a interactuar con los niños para entrar en su mundo y que pudiésemos jugar todos juntos. Los papis estaban en la parte de atrás todos muy atentos.
Como la fiesta era compartida preparé unos juegos para que ambos niños pudieran ser protagonistas.
El show creo que cumplió las expectativas de los padres, pero no se si llegué a convencer a todos los niños.
Si que obtuve algún silencio de pasmo al llegar al clímax de algunos efectos, pero también perdí a algún niño por el camino. Decidió que “ese ya lo había visto” y prefirió ir a saltar a la piscina de bolas que estaba en la esquina de la sala.
Normal, mucho mejor una piscina de bolas que un efecto de magia, no le culpo.
Llegué al final del show con nervios porque tenía al público bastante cerca y me daba miedo que vieran cosas que no debían ver… pero con arrojo y desparpajo tiré hasta el final. Gracias a mi técnica de sonido todo salió perfecto.
Me gusta acabar con la nieve china, (sí, podéis llamarme innovador si queréis) si es un cumple grande. Lo más curioso de todo es que el niño que se había largado a saltar a la piscina de bolas estaba sorprendido de que hubiera confeti en el suelo… Le dije que claro, se había perdido el efecto final y por eso había confeti en el suelo… (¡toma geroma pastillas de goma!)
Y ahora vienen las conclusiones que saqué del show:
- Necesito encontrar la manera de enganchar a los niños, tengo que encontrar la “historia” el “hilo conductor” que les ate al suelo o a la silla y que sea más interesante que una piscina de bolas
- Tengo que encontrar la manera de crear una barrera para que no se me echen encima a cada juego, porque me comen el espacio y me encuentro haciendo magia contra la pared.
- Es importante que los papis también participen en el show, con algún efecto que les acerque a los niños.
- Los niños aunque son “difíciles” si les gustas, te lo agradecen de corazón.
En unos días tengo otro cumple, pero esta vez son un poco más mayores… a ver si soy capaz de sacar al niño que llevan dentro también…
Ya os contaré.
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Hasta cuando queráis.
K.