De nuevo en la radio.

Era martes, y me llega un mensaje: “¿Te vienes a la radio el jueves para hablar de los blogs de magia?” Era Brando, el presentador del programa La Oreja Mágica, al cual ya me habían invitado hace casi un año. La respuesta fue obvia: “¡contad conmigo!” Pues bien, llegó el jueves. Salí de trabajar y como tenía tiempo, decidí pasarme a ver a
Pere Rafart, que como bien sabéis, los jueves actúa en el Rei de la Magia a las 21:00. No pude quedarme hasta el final del show porque a las 21:45 me esperaban en la radio, pero sí que tuve tiempo de enseñarle mi idea y le gustó. “Ya lo puliremos que esto tiene mucho potencial”.

Contento como unas castañuelas, enfile la calle Bruc en dirección a los estudios de RKB.

Entré en el estudio y me sentí como en casa, supongo que al no ser la primera vez que iba también ayudó. Brando con sus gafas en la cabeza y sus pelos alocados me saludaba a través del cristal, Silvana estaba comentando algo con Toni Casas.

– Brando: ¡Hey! ¿qué tal?

– K: Bien, encantado de estar con vosotros otra vez.

– Toni: Mira pues justo ahora estábamos hablando del juego de las 21 cartas.

– K: Oh, un clásico.

– Silvana: Si, pero sigue sorprendiendo. De hecho se lo acabamos de enseñar a Jordi y está flipando.

– Brando: Auriculares puestos que esto empieza…

Suena la sintonía y ¡estamos en el aire!: “Bien venidos a la Oreja Mágica, donde la magia se escucha, del mediterráneo al mundo”

Me gustó mucho como fue la entrevista, cuando acabó mi participación en el programa les pedí disculpas porque creo que me alargué demasiado, pero no afectó demasiado al timing del programa, supongo que ya sabían que soy muy parlanchín y que me enrollo como una persiana.

Toni reflexionó sobre un asunto que últimamente está bastante activo en las redes sociales. El tema de “copiar, versionar o imitar” rutinas de otros magos, como siempre, una reflexión espléndida.

Brando no pudo hablar sobre unos libros que había traído para comentar, pero en general se cumplieron todos los “puntos del día”.

Al acabar nos tomamos la foto de rigor y charlamos un rato de todo y de nada.

Espero que me inviten otra vez a compartir esta horita de magia con ellos, me siento como en casa y además ¡me lo paso pipa!