Estaba escuchando música aleatoria en spotify y me ha traído una canción “relativamente” antigua. “El camino del guerrero” de Nach. Y no se porqué he descubierto algunas perlas escondidas en la letra, las cuales me han hecho recordar que es lo que hacemos los magos:
“El guerrero de la rima nunca se desanima”
”Aunque duelan los motivos, su objetivo cumple, sin incertidumbre, no sucumbe hasta que vislumbre la cumbre.”
“Para él todo es posible con practica y experiencia, perseverancia, confianza.”
”Conoce sus defectos y también sus cualidades, ante las dificultades siempre se esfuerza y se crece, si se desvanece y perece se lo merece.”
Hay muchas mas perlas escondidas en la letra de esta canción, o tema como queráis llamarle, pero a lo que me refiero es que tenemos un proceso creativo parecido.
Los cantantes repasan las letras de sus temas, una y otra vez para pulir rimas y demás detalles técnicos, clases de dicción, arreglos vocales y musicales…
Los magos hacemos lo mismo.
Decidimos aprender un efecto, lo estudiamos en conjunto, por partes, del derecho y del revés hasta que lo tenemos “dominado”.
Aprendemos las técnicas, el “timing” y la charla. Una vez llegamos a este punto, toca la parte dura: el ensayo.
A todos los magos nos gusta ensayar, pero creo que es un “arma” de doble filo. Es necesario y obligatorio ensayar un efecto hasta que salga como tú quieres, sin pausas, fluido, técnicas perfectas… Pero por el contrario, puedes dejar de sorprenderte a ti mismo con el efecto.
El hecho de repetir el mismo efecto hasta mecanizarlo, puede llegar a desgastar la potencia mágica del mismo, y que lo acabes descartando porque crees que no es lo suficientemente bueno como para sorprender a los espectadores.
El ensayo es nuestro camino y nuestra maldición, pero si conseguimos seguir sorprendiéndonos a nosotros mismos podremos crear verdadera magia.
Nos vemos en la siguiente.
Feel the magiK.
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K.