Hola compañero de magia, hace mucho tiempo que te debo esta entrada, y seguramente ahora me estás acusando del clickbait
por el título del artículo y por aprovechar el tirón del FISM de Québec…
Pues bien, todo esto surje un poco a raíz de la charla que tuve con el Magic Andreu, que espero que la podáis leer pronto. Pero bueno no me enrollo más y me meto con la mandanga, que seguro que es lo que estás esperando.
¿Qué es lo que no me gustó del FISM?
Pues fueron varias cositas, pero principalmente voy a destacar 2.
La primera: No hubo tiempo para pasear por la feria.
Me explico, el horario de todos los congresos es muy ajustado porque todo el mundo quiere ver al máximo número de magos por lo que a veces los concursos son tremendamente largos debido a los participantes y a los problemas técnicos del directo, que siempre ocurren y no se pueden eliminar. Con lo cual deja a los asistentes prácticamente sin tiempo de visitar las tiendas que ponen su stand en el congreso.
Ya que para poder pasear tranquilamente tienes que renunciar a ver los concursos y cuando se hacen los descansos todos los asistentes bajamos de golpe y eso hace que mirar y hablar con los proveedores a veces sea tarea complicada.
Es por eso que estaría bien que las tiendas dispusieran de una “franja” sin actos para poder atender mejor a los posibles clientes. Este hecho creo que es algo recurrente, ya que me consta que en otros congresos ocurre exactamente lo mismo, así que desde mi humilde blog y como entusiasta de las tiendas de magia me gustaría elevar esta petición a los comités organizativos para ver cómo pueden encajar esta franja para poder disfrutar de los productos mágicos sin tener que renunciar a ver los concursos o asistir a las conferencias.
Soy consciente que en el FISM 2021 de Manresa no había muchas tiendas que ver, ya sea por la pandemia o por la razón que fuese, pero en Múrcia pasó más o menos lo mismo y no me quiero imaginar qué pasaría si el tamaño de la feria fuera como la de Blackpool.
La segunda: No hubo “ambiente” mágico.
A diferencia del congreso de Múrcia, en el FISM no había un “punto de reunión”. Un lugar donde sabías seguro que iban a estar todos los demás asistentes del congreso, haciendo correr las cartas y las monedas o simplemente comentando los actos vistos en concurso, cosa que en Múrcia se consiguió con el salón del hotel donde nos reuníamos después de cenar para hacer la tertúlia, hacer talleres de esponjas improvisados o para deleitarnos con las maravillas de Juan Tamariz.
En Manresa eso no ocurrió, al salir del teatro la gente se dispersaba. Había algunos que se quedaban a cenar en el propio teatro, otros se iban a comer a una pizzería, etc. Pero luego no nos volvíamos a juntar. Evidentemente la “grada divertida” o la sección española si que nos pegábamos un telefonazo y nos arrejuntábamos, pero no pasaba lo mismo con los magos de las otras delegaciones.
Pienso que, si se hubiese “cerrado” el teatro para el congreso, nos hubiésemos relacionado mucho más entre nosotros y se hubiese hecho mucho más “caliu” que decía Gabi.
No digo que no hubiera buen ambiente y que no nos relacionáramos los unos con los otros, lo que no hubo (o si las hubo yo no me enteré) fueron “sesiones clandestinas” de esas que tanto nos gustan a los magos y que suelen darse a altas horas de la madrugada. Dónde se muestran las “mandangas” que se están probando, donde se solucionan los problemas de vida interna de los juegos o incluso los de vida externa.
En fin, si no has ido nunca a ningún congreso te animo a que lo hagas cuando puedas. Además, ahora que parece que la pandemia nos da un respiro, es posible que sea mucho más fácil tanto para asistentes como para concursantes desplazarse a los congresos para mostrar sus magias.
Y si ya has estado en algunos congresos ¿tú que crees?
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Hasta cuando quieras.
K.