El pasado día 10 de setiembre pude por fin gozar de Intimagia, el show de uno de los magos más grandes de este país. Al que ya casi casi empiezo a considerar un amigo, además de un maestro; no es otro que Joaquín Matas.
Por diferentes motivos la suerte quiso que le viera en directo, ya que me tocaron las entradas a su show en un sorteo. Bueno, le tocaron a mi mujer pero ya sabéis… “lo mío es tuyo y lo tuyo es mío…”
El caso es que nos fuimos para la sala Clan Destino Mental, regentada por Luis Pardo y su esposa Minerva para ver magia de la buena.
Como os expliqué en la entrada de Clan Destino Mental, la sala está preparada para cumplir las medidas de seguridad que se exigen estos días: gel hidroalcohólico por doquier, aforo reducido, mascarillas, etc…
Siempre es bueno encontrarse con compis magos en los shows, en este caso conocía a Jaime Martin, de un mago en tu vida, y a Vincent Vegas.
Suena la música y empieza el show, Joaquín Matas se coloca en posición y empieza la magia. Bueno, si tengo que ser fiel a la verdad, hicimos una micro pausa porque a Joaquín se le había olvidado la baraja en el camerino, pero eso sólo hizo que el espectáculo fuera único. ¿O alguno más ha visto alguna vez algo parecido?
Uno de mis hermanos de la magia, Aleix, me dijo una vez: Si quieres ver una “tabary” bien hecha, ve la de Joaquín. Y efectivamente, ¡qué delicia ver danzar esa cuerda en sus manos!
A partir de ahí nos hizo un repasito a algunas joyas de la magia, como el archiconocido “triunfo” pero metido en una rutina que va escalando hasta hacerlo imposible del todo. Creo que en esta parte del show, hubo un momento que se escuchó cierto sonido tintineante. Porque a TODOS los magos que estábamos en la sala se nos cayeron las canicas al suelo… ¡Luego no veas qué lio para saber de quién era cada una!
Por las manos de Joaquín pasaron: cartas, monedas, cuerdas como un suspiro, casi sin hacer ruido, pero dejando una huella imborrable en nuestras mentes.
Después de la media parte tocaba ponerle la guinda al show con la rutina de cubiletes. Se comenta que es el juego de magia más antiguo del mundo, y Joaquín lo ejecuta a la perfección.
Los que le conocemos de hace tiempo, sabemos que tiene un número de casi media hora con estos artilugios y además interpreta el papel de “El Tío Cigüeño” cosa que le añade cierta complicación. Así que os podéis imaginar como es ver la rutina de cubiletes en sus manos… ¡Una Gozada!
¿Qué me gustó del show?
La cercanía, lo potente de los efectos y ver cómo un mago con más de 20 años de tablas rema. Porque sí, hasta los más expertos tienen que remar de vez en cuando. La gracia es hacerlo sin que se note.
¿Qué no me gustó del show?
¡Lo que no me gustó del show es que he tardado mucho tiempo en poder verlo!
Si os podéis acercar a verle, hacedlo. Vale muchísimo la pena, tanto por la magia como por la persona. Os dejo el link para que podáis comprar vuestra entrada; recordad que tiene un aforo súperlimitado. Por eso se llama Intimagia.
En palabras textuales de mi mujer: “¿Porqué no me habías traído a ver a Joaquín antes?” Y si ella dice esto, os podéis fiar de que la magia es de pata negra.
Al acabar el show estuvimos hablando un poco y aproveché la ocasión para hacerme con mi copia de las 5 cartas rojas.
Nada más, hasta cuando queráis.
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K.